A veces las cosas simples...

A veces las cosas simples son las mejores, nos esforzamos en buscar cosas nuevas, nuevos sabores, nuevas sensaciones, nuevas experiencias olvidándonos que a veces lo mejor lo tenemos con solo girar un poco la cabeza, dormido en el sofá mientras intenta ver una película romántica contigo, o cuando tus hijas/os preparan la mesa para comer sin que tu se lo tengas que repetir millones de veces, una simple caricia, una mirada cómplice,  gozar de estos momentos simples de felicidad es lo que a veces se nos olvida,   pretendiendo de los demás cosas que no nos darán nunca porque nuestras expectativas son muy altas, pequeños y esporádicos momentos que pasan sin que nos demos cuenta y que al final es lo que se recuerda con más cariño, es inútil intentar ser quien no eres, renunciar a ti mismo por darle placer a los demás, debes ser lo que eres, disfrutar de las personas que tienes alrededor sin tener que disimular tu verdadera personalidad.
El motivo de esta reflexión es consecuencia de un 2011 muy difícil y triste, que sin duda no podré olvidar jamás a pesar de que la única cosa que deseaba es dejármelo a la espalda y empezar un 2012 con positividad...

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